Día intenso para Lupa, ha conocido a sus hermanos de tutela. Kael y Ra son dos perros adultos de más de 30 kilos pero eso no ha achicado a la cachorra, la cual no deja de corretear entre las patas de los dos grandullones y de dar saltos para intentar llegar a sus hocicos.
En cuanto alguno de los dos se tumba, Lupa aprovecha para avalanzarse sobre su cabeza (prácticamente igual de grande que ella) y darle mordisquitos, a lo que que ellos responden con pacientes suspiros y extremando precauciones.
Pese a todo, la vida de un perro tan pequeño no es sencilla y cada dos por tres recibe alguna patada o pisotón involuntario, del cual se sacude y vuelve a la carga.
La socialización en los cachorros es uno de los aspectos más importantes de su educación y es una suerte poder contar con dos hermanos mayores equilibrados como Ra y Kael, que le demuestran cada día que no por ser grandes son un peligro a evitar y hacen que se acostumbre a movimientos bruscos y algún ladrido fuerte.
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